La independencia de Cataluña



El desafío independentista en Cataluña es un tema muy presente en la actualidad, el cual ha creado una crisis política que ha afectado a España y ha causado revuelo en el mundo entero. En este texto, trataremos distintos temas relacionados con esta situación y el impacto que está teniendo y que podría tener si llegara a ser una realidad.

Cataluña es hoy en día una comunidad autónoma que pertenece a España. Históricamente, durante siglo y medio, los Condados catalanes vivieron cierta independencia política, dentro de un contexto donde toda la península se encontraba fragmentada en pequeños reinos cristianos enfrentados en solitario al incontestable poder musulmán. No fue hasta el gobierno del conde Ramón Berenguer IV cuando se produjo la unión dinástica entre los Condados catalanes y el Reino de Aragón a través de su boda con Petronila de Aragón. La conocida como Corona de Aragón permitió a ambas entidades conservar sus propias instituciones y leyes medievales, mientras impulsaba la expansión catalanoaragonesa por el Mediterráneo. Este hecho es una de las razones por la que hoy en día muchos catalanes sienten que no son parte de España, aludiendo al pasado histórico del territorio catalán.

Hoy en día, los partidarios de la independencia dicen que Cataluña, que tiene su propia lengua y cultura, es una nación y que como tal se les debe permitir tener su propio Estado. Los independentistas también señalan que Cataluña, una de las regiones autónomas más ricas de España, está transfiriendo un exceso de su recaudación fiscal a las regiones más pobres y que sus ciudadanos disfrutarían de un mayor grado de prosperidad si hubiera un Estado independiente.

A continuación, hablaremos sobre la repercusión que tendría una supuesta independencia en términos económico-políticos para Cataluña, el Estado español y la Unión Europea:

Consecuencias para Cataluña

Cataluña es la comunidad autónoma con el Producto Interior Bruto más alto de España y la más endeudada en términos absolutos. Según un experto del banco ING, la secesión del Estado español sería a nivel económico peor que el Brexit, ya que una Cataluña independiente perdería un 20% de su PIB al quedar fuera de la Unión Europea, según un informe de una entidad bancaria.
El euro se convertiría en Cataluña en una moneda extranjera, encareciendo sus exportaciones y perdiendo su competitividad. La desconexión dejaría también fuera a Cataluña del Banco Central Europeo, entidad que garantiza la liquidez del sistema bancario de la Unión Europea y da líneas de crédito que han permitido a muchas entidades financieras sobrevivir a la crisis económica.
Junto a los inconvenientes anteriores, una hipotética independencia, supondría remodelar completamente el entramado de convalidaciones y programas educativos. En este sentido, los programas de movilidad Erasmus, Leonardo, y demás medios de intercambio promovidos por la Unión Europea, quedarían vetados para las Universidades catalanas, erigiéndose en una isla dentro del territorio comunitario que conllevaría situaciones de diversa índole y que afectarían también a la libre circulación de mercancías por su territorio, o de capitales, la prestación de servicios, el reconocimiento de títulos en otros países europeos, etc, y que tendrían un acomodo difícil en el seno de la Unión Europea.

Según un informe del Gobierno, la hipotética independencia de Cataluña provocaría un déficit de 4.692 millones de euros en las pensiones catalanas. El déficit de la Seguridad Social territorial ascendería desde los 4.692 a los 5.506 millones de euros hasta 2022 en esa situación hipotética. En la actualidad, los más de 1,7 millones de pensionistas que hay en Cataluña reciben una prestación media de 958 euros, que podría verse reducida con la secesión al pasar a depender del nuevo Estado catalán.

En cuanto a la destrucción de puestos de trabajo, un estudio de la Societat Civil Catalana estima en 447.000 los empleos destruidos, el 16% de la ocupación, a causa de la menor actividad económica por la recolocación de empresas y la tasa de paro alcanzaría el 34,4%. Durante el segundo trimestre del año, Cataluña perdió 78 compañías entre entradas y salidas debido al desafío independentista.
Las exportaciones de Cataluña suponen el 24,9% del total de las ventas al exterior de España. La salida de la Unión Europea conllevaría pagar un sobrecoste por los aranceles para el comercio y las exportaciones, lo cual haría menos competitivas las exportaciones catalanas. Asimismo, al día siguiente de declararse independiente, el Estado catalán tendría que hacer frente al ingente coste de financiar partidas que antes garantizaba el Estado, como pensiones o los aumentos salariales de los funcionarios.

En cuanto al turismo, Cataluña es uno de los principales destinos turísticos de España. Sólo el pasado mes de agosto Cataluña recibió 2,6 millones de visitantes extranjeros, siendo esta comunidad autónoma el primer destino elegido en nuestro país y acaparando el 24,6% de las llegadas internacionales en territorio español. En principio, la secesión no afectaría el turismo, pero sí a las infraestructuras, puesto que aeropuertos y AVE en Cataluña se quedarían sin los fondos y ayudas que España destina a estas infraestructuras.

Otro de las incógnitas que se darían en una Cataluña independiente es su relación con las Naciones Unidas. El organismo evita tomar cartas directamente sobre el asunto, diciendo que el secretario general confía en que las instituciones democráticas de España encontrarán una solución, pero un portavoz aclara que, de forma genérica, la clave no tiene que ver con el reconocimiento de los países en sí, ya que la ONU no desempeña un papel en el reconocimiento de los países como tal, ya que los Estados reconocen a otros Estados. Cataluña ingresaría como nuevo miembro por decisión de la Asamblea General, bajo recomendación del Consejo de Seguridad (formado por los cinco miembros permanentes y 10 rotatorios). EE UU, Rusia, China, Reino Unido y Francia tienen poder de veto.

Consecuencias para España

Una hipotética independencia y separación total de España por parte de Cataluña, tendría un gran impacto sobre ambas, no solo económica sino también jurídica, social y culturalmente. Evidentemente, la peor parte sería para Cataluña, pero España también sufriría pérdidas de todo tipo.
Empezando por el cambio más evidente, España, sin Cataluña, se enfrentaría a una disminución del 6,3 % de su territorio, pasando de una superficie de 505.944 km a tener una de 473.854 km. Además, eso conllevaría la pérdida 7 millones y medio de habitantes, por lo que su población actual, que es de 46,4 millones de habitantes, descendería hasta la cifra de 39 millones. También habría un cambio en las fronteras del país. Sin Cataluña, la frontera de España con Francia se reduciría a la mitad, España perdería su mejor paso fronterizo (La Jonquera) y Andorra dejaría de ser accesible directamente desde España.

Tendría lugar una reducción significante en innovación y emprendimiento: De todas las publicaciones científicas producidas por universidades españolas entre 2006 y 2015, un 25,68% salieron de Cataluña. El año pasado, las empresas de esta capital catalana captaron 282 millones de euros, lo que representó el 56% del total de las inversiones realizadas en España. Y, hablando de peticiones de patentes en el país; en 2016, el 35,1% de las 547 que se solicitaron en España se registraron en Cataluña.

Otra pérdida bastante importante sería la de Infraestructuras: Con la salida de Cataluña, España perdería su puerto más importante en el Mediterráneo: el puerto de Barcelona. Otro puerto relevante que se encuentra en Cataluña es el de Tarragona, donde también se encuentra la mayor red de la industria química del país. La región también acoge a dos de las seis centrales nucleares que hay en España y que en conjunto producen el 40% de su energía nuclear. Además de todo esto, perdería dos factorías automovilísticas (Seat y Nissan), una carísima parte de la red de conexiones ferroviarias, y centenares de kilómetros de cable telefónico submarino dejarían de estar bajo el control del Estado español, entre otras muchas.

La deuda externa y los activos aumentarían también. España pasaría de tener un 100 % de deuda pública a un total del 120 % aproximadamente. La Seguridad Social española perdería el 17% del total (unos tres millones de afiliados), por lo que las pensiones se verían gravemente afectadas, obligando a recortar ese 17%.

Una pérdida importante y de la que no se ha hablado suficiente es la del patrimonio cultural y el turismo: ciertos Patrimonios de la Humanidad, como las obras del arquitecto Antonio Gaudí, se encuentran en esta comunidad, y casi una cuarta parte de los turistas que visitan cada año España, exactamente el 22,5%, tiene como destino Cataluña.

Una consecuencia todavía mayor es la evidente fractura de la unidad de España: Tomando como ejemplo el caso de Cataluña, en un proceso de renegociación de competencias, pueden ser muchos los territorios que, a raíz de esto, reclamen más competencias y ventajas fiscales más adelante.

Consecuencias para Europa

Una de las consecuencias más importantes a tener en cuenta sería la salida de la Unión Monetaria Europea, a la que Cataluña, como parte de España, pertenece desde 1999.

Una vía que se podría tomar sería seguir utilizando el euro de manera unilateral, pero sin ninguna influencia sobre su tipo de cambio ni sobre los tipos de interés. En suma, para Cataluña el euro se convertiría en una moneda extranjera cuya utilización podría encarecer sus exportaciones.

La nueva Cataluña también se desligaría del Banco Central Europeo, el organismo que centraliza la política monetaria de los 19 países que comparten el euro. El BCE es la red de seguridad que garantiza liquidez al sistema bancario de la zona euro y gracias a sus líneas de apoyo han sobrevivido muchas entidades durante la crisis. Las entidades financieras con domicilio en territorio catalán perderían el acceso a estas.

Cataluña también quedaría fuera de la unión bancaria dirigida por la zona euro, que ya cuenta con un Mecanismo Único de Supervisión financiera.

También, la escisión de un Estado miembro de la UE dejaría a la región escindida fuera de la Unión Europea, y esta terminaría perdiendo por consiguiente el derecho a los cuatro Fondos Estructurales y de Inversión Europeos: el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, el Fondo Social Europeo, el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural, y el Fondo Europeo de Marítimo y de Pesca.

La salida de la UE también tendría como consecuencia la salida de Cataluña del Banco Europeo de Inversiones (BEI), el brazo financiero del club europeo. El BEI es capaz de prestar a países de fuera de la UE, pero esos préstamos son bastante menores que los disponibles ahora para Cataluña como parte de España.

Cataluña también se quedaría fuera del Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo de rescate de la zona euro.

Un dato importante es que las exportaciones españolas están en máximos históricos, y a ello ha contribuido Cataluña, que aporta 58.000 millones anuales. Una independencia de España y una salida de la zona euro le obligaría a pagar un sobrecoste por los aranceles, debido a que dejaría de beneficiarse de las ventajas de pertenecer a una zona económica con libre circulación de mercancías.
Otro factor a tener en cuenta sería el comercio intrarregional. Cataluña destina gran parte de sus intercambios comerciales a abastecer a sus ciudadanos. El establecimiento de aranceles actuaría como un freno para las empresas españolas situadas en otras regiones, ya que estas optarían por buscar proveedores fuera de Cataluña debido al encarecimiento de sus productos.

Una Cataluña independiente debería solicitar el ingreso en todas las estructuras de la Unión Europea. En principio, la negociación debería partir de cero, por tratarse de un nuevo Estado con el que habría que negociar desde su aportación al presupuesto de la UE a su presencia en las diferentes instituciones (Parlamento Europeo, Tribunal de Justicia, etc) En ese caso, Cataluña debería iniciar un proceso de incorporación con el riesgo de que cualquiera de los socios actuales de la Unión Europea, incluida España, pudieran vetarles el camino de entrada. Una vez dentro de la UE, Cataluña también debería superar el examen de convergencia (con criterios como déficit, deuda, inflación y de cambio de su moneda) y negociar su pertenencia y aportación a los instrumentos financieros creados por la zona euro.

Bibliografía

https://www.asesoriamadridgesys.com/consecuencias-de-la-independencia-de-cataluna-2/

Joyce de Sousa Chagas
Irene Bruno Albendea
Pablo González Casallo


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