IMPACTO DE LA CRISIS MIGRATORIA EN ESPAÑA


IMPACTO DE LA CRISIS MIGRATORIA EN ESPAÑA 




La crisis española ha sido el detonante de profundos cambios en España. En el contexto de una crisis económica mundial, que afectó a numerosos países, en el año 2008 no cabe duda de que esta depresión económica irrumpe en España. La inflación, el estallido de la burbuja inmobiliaria y el desempleo, entre otros problemas, crean en España una situación de inestabilidad que, ya no sólo afecta a la economía. También es notable en el plano político y social. Tienen lugar, durante los siguientes años, multitud de manifestaciones y reivindicaciones ante la precariedad económica, que afecta, sobre todo, a las clases media y baja. Ante esta situación, muchos residentes españoles se ven obligados a emigrar; ya fueran inmigrantes que regresan a su país, o nativos exiliados. Siendo así la despoblación, una de las consecuencias más visibles de la crisis.

Durante los años anteriores al estallido de la crisis, el porcentaje de inmigrantes respecto a la población total había aumentado considerablemente. A lo largo de la década de los 90 España era un gran generador de emigrantes. A partir de mediados de la misma, aumentan notablemente los inmigrantes residentes en España; llegando, en el año 2000, a ser el segundo país mundial con más población extranjera. El inicio del periodo de Transición, dejando atrás una dictadura, su integración en la UE y, por tanto, el cambio monetario al Euro, crearon en España un ambiente deseado no sólo para los propios españoles que habían emigrado, si no también, y, sobre todo, para la población foránea.

Esto se mantiene hasta el año 2010, cuando la población censada se estanca, y a partir de 2011 comienza a disminuir. Durante estos años las consecuencias de la depresión económica eran más que notables, y muchos inmigrantes tuvieron que abandonar el país y regresar a su lugar de origen buscando una vida más sostenible.

Actualmente, el porcentaje de inmigración neta está en el 0.99% de la población total española. Coloca al país en el puesto número 15 de la Unión Europea.


Año
Extranjeros censados
% total
1981
198.042
0.52%
1986
201.971
0.63%
1991
360.655
0.91%
1996
542.314
1.37%
1998
637.085
1.60%
2000
923.879
2.28%
2001
1.370.657
3.33%
2002
1.977.946
4.73%
2003
2.664.168
6.24%
2004
3.034.326
7.02%
2005
3.730.610
8.46%
2006
4.144.166
9.27%
2007
4.519.554
10.0%
2008
5.220.600
11.3%
2009
5.598.691
12.0%
2010
5.747.734
12.2%
2011
5.730.667
12.2%
2012
5.711.040
12.1%
2013
5.546.238
11.7%
2014
5.023.487
10.7%

La migración está influenciada por una combinación de factores económicos, medioambientales políticos y sociales del país de origen del migrante (factores impulsores) o del país de destino (factores motivadores). La población residente en España creció en 2016 por primera vez desde 2011. Durante 2016 España registró un saldo migratorio positivo de 89.126 personas. La inmigración aumentó un 21,9 %.

Población por comunidades y ciudades autónomas: Illes Balears (1,35%), Canarias (0,92 %) y Comunidad de Madrid (0,80 %) registraron los mayores incrementos relativos de población durante 2016. Las comunidades autónomas con mayor porcentaje de inmigrantes empadronados de origen subsahariano eran en 2010: Cataluña (27,6 %); Madrid (16,9 %) Andalucía (12,9 %) y la Comunidad Valenciana (10,4 %). En comunidades como Teruel, la franja de Zaragoza, Guadalajara, Cuenca y Albacete, los rumanos suponen un tercio total de la población nacida en España. Finalmente, en Navarra la comunidad ecuatoriana, es la única provincia donde son la principal comunidad.
En general, los inmigrantes llegan atraídos por el fuerte crecimiento de la economía española a partir del año 2000. Los latinoamericanos lo hacen por lazos culturales y, sobre todo, por la facilidad que supone compartir el idioma. Los africanos (marroquíes y subsaharianos, principalmente), por proximidad geográfica y por ser España la principal puerta de entrada a la Unión Europea. Los factores más importantes son:
  • El desarrollo económico que ha demostrado España desde 1993.
  • La identidad cultural y lingüística con Iberoamérica, de donde proceden el 36,21% de los extranjeros que había en España en 2006.
  • La suavidad del clima en el contexto europeo y la atracción por el modo de vida. El 21,06% de los extranjeros que hay en España proceden de Europa Occidental, especialmente de Reino Unido, concentrándose en las regiones insulares y en Alicante y Málaga.
  • La cercanía geográfica al continente africano: con fronteras terrestres con Marruecos, las islas Canarias próximas al oeste africano y el propio sur peninsular cercano al Magreb. 
El desempleo golpea al país, pero con mucha más fuerza a los inmigrantes: la tasa de desempleo de la población extranjera se sitúa en 25,46 % Según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). 

Así, la tasa de desempleo de la población extranjera se sitúa en 25,46 %. Por sexo, el número de mujeres en paro se incrementó en 21.700 personas este trimestre y entre los hombres, el desempleo bajó en 4.500. Pero, como consecuencia de la crisis económica la mayoría de ellos, ante la imposibilidad de continuar trabajando, optó por regresar a su país de origen o por emigrar a otro lugar.

Históricamente, se cree que la prosperidad económica y la estabilidad política relativas de la UE han ejercido un considerable efecto llamada sobre los inmigrantes.

La crisis migratoria en Europa es una situación humanitaria crítica, que se agudizó en 2015, por el incremento del flujo descontrolado de refugiados, solicitantes de asilo, emigrantes económicos y otros inmigrantes en condición de vulnerabilidad, que en conjunto comparten las vías de desplazamiento irregular hacia países de la Unión Europea.

La crisis surgió como consecuencia del creciente número de refugiados, que llegan, o intentan llegar,  a los Estados miembros de la Unión Europea, a través de peligrosas travesías en el mar Mediterráneo y el sudeste de Europa, procedentes de países de Oriente Medio, África, los Balcanes Occidentales y Asia del Sur.

La mayoría de estos movimientos de población se caracterizan por una migración forzada de víctimas de conflictos armados, persecuciones, pobreza, cambio climático o violaciones masivas de los derechos humanos y por la acción de redes delictivas transnacionales de tráfico ilícito de inmigrantes (que los expone al transporte en condiciones peligrosas o degradantes) y de trata de personas, con el propósito de explotación de los migrantes vulnerables, principalmente mujeres y niños. 

Según el ACNUR: 
El número de personas desplazadas forzosamente en todo el mundo llegó a 59,5 millones a finales de 2014, con un aumento del 40 % desde 2011. 
Los refugiados sirios se convirtieron en el grupo más grande en 2014 (con 3,9 millones, 1,55 millones más que el año anterior), superando a los refugiados afganos (2,6 millones), que habían sido el grupo de refugiados más grande durante tres décadas. ​ El número de ciudadanos sirios que solicitan asilo en Europa aumentó de forma constante entre 2011 y 2015, totalizando 348 540 en julio de 2015.
De un total de 4,7 millones de inmigrantes durante 2015, se estima que 2,4 millones eran ciudadanos de terceros países, 1,4 millones de personas tenían la nacionalidad de un Estado miembro de la UE diferente de aquel al que emigraron, alrededor de 860 000 personas migraron a un Estado miembro de la UE del que tenían la nacionalidad, y unas 19 000 personas eran apátridas. El resultado es que la crisis de los emigrantes ha quedado estrangulada en la zona del mundo con menos posibilidades de hacerle frente. Diversas voces críticas han denunciado que Europa no hace sino intentar exportar y contener el problema por conveniencia política, pero que esta estrategia no servirá de nada.
El paro ha ahondado en la sociedad europea, pero si la crisis económica ha mermado las esperanzas de encontrar un empleo ha sido a dos colectivos: a los jóvenes y a los inmigrantes. Algo que se aprecia en los inmigrantes: mientras Grecia se sitúa con la tasa de paro más alta en la UE, la cifra aumenta hasta el 31,6% entre los inmigrantes Unos datos que también se aprecian en España: 20,1% a nivel general y 29,2% (el segundo más alto de la Eurozona). Pero las diferencias más notables se encuentran en Francia, Bélgica, Finlandia y Suecia: cuatro países donde su tasa de desempleo no supera el 10% y que con los inmigrantes aumenta una media de nueve puntos porcentuales.

La crisis española también hizo que muchas personas buscaran un futuro en otro país al perder su trabajo o ver frustrada sus expectativas laborales o personales. Cerca de 500.000 emigrantes españoles han abandonado el país en los últimos diez años. En el año 2009 fue cuando se comenzó a notar los efectos de la crisis, los residentes españoles en el extranjero en ese momento eran 751.200 hombres y 720.500 mujeres. La cifra no paró de crecer hasta situarse en 2,40 millones de personas en el año 2017, lo que supone el nivel más elevado de la historia.

Los datos demuestran que los españoles emigran cuando las circunstancias obligan. De hecho, el número de emigrantes se ha multiplicado por cuatro durante la crisis económica respecto a los años anteriores. En los años 2002-2006, salieron de España más de 100.000 españoles, prácticamente el mismo número que lo hizo solo en 2015.
Normalmente las personas que suelen emigrar son hombres y mujeres en torno a los 30 años y con estudios superiores. Los españoles han salido del país ante la falta de perspectivas de estabilidad en el empleo y ante la imposibilidad de encontrar un trabajo vinculado a su formación profesional.

Los principales países receptores de emigrantes españoles son Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos y Ecuador. Cabe destacar que en los casos de Ecuador, Colombia o Argentina se trata, fundamentalmente, de población no nacida en España o de niños menores de 16 años, lo que parece indicar una migración de retorno de ciudadanos extranjeros que han adquirido la nacionalidad española junto con sus hijos nacidos en España.

Por otro lado, Francia y Alemania son los destinos favoritos de los residentes españoles por su baja tasa de paro, su cercanía y las posibilidades de progreso que han ofrecido durante los seis años seguidos de crisis. Francia en 2009 acogió a 179.678 personas, y ocho años después se mantiene con 243.582. En Alemania residían 103.063 españoles en 2009, cifra que creció hasta los 148.211 en 2017. Otros países como Estados Unidos se han convertido en objetivo para los emigrantes por las alternativas laborales que ofrece. Mientras que Reino Unido, país de mucha emigración española, se ha convertido en una opción dudosa debido a su salida de la Unión Europea. 


El crecimiento de la economía no frena el éxodo de españoles que deja el país. En 2015, 50.844 españoles han puesto rumbo al extranjero, un 30% más que en 2014, según los datos del Instituto Nacional de Estadística. El número de españoles que ha hecho las maletas en sentido inverso y ha regresado a nuestro país está lejos de igualar a los que se van. El número de españoles que se van mantiene una tendencia ascendente imparable, haciéndose evidente que España sigue siendo un país de emigrantes.


BIBLIOGRAFIA:

Trabajo realizado por:

Nerea Rodriguez Ruiz
Virginia Garcia Rubio
Marta Moralo Nuño

Grupo 120

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