Cuestión de la identidad en Irlanda: Una incesable lucha religiosa e ideológica

Cristina Zapata, Lara Rascón y Lorena Rozas.
Grupo 120.

Infografía sobre el conflicto de Irlanda

Las continuas rivalidades entre Irlanda e Irlanda del Norte a lo largo de la historia han sido decisivas para la conformación actual del territorio y de sus identidades culturales, convirtiéndose la religión en su detonante.
   La llegada del cristianismo al territorio irlandés se remonta a la época del gran Imperio romano, tras dedicarse a extender de manera limitada su dominio por Gran Bretaña, terminando por retirar su ejército al verse Roma amenazada por los visigodos en el siglo V d.C. Su propagación por el mar de Irlanda se vio favorecida gracias a la actividad comercial entre ambas islas, destacando por la peculiaridad de sus ritos y tradiciones. Más tarde, en la época medieval, Irlanda quedó bajo el dominio de los normandos (siglo XII), tras haber conquistado un siglo antes Inglaterra.
   El siglo XVI, en pleno reinado de Enrique VIII, fue el punto de partida del inacabable conflicto, marcado por la Reforma Protestante de Lutero. Se asentó con éxito en Inglaterra para hacer que las costumbres católicas diesen un giro radical, además de que se rechazara la autoridad del Papa sobre la cristiandad. Este proyecto también estaba ideado para Irlanda, pero fue desechado al carecer el rey de reconocimiento en la región. Su sucesora, María I de Inglaterra, intentó devolver la fe católica a Irlanda e Inglaterra al reconocerse como cristiana devota. Al fallecer sin descendencia, se proclamó a Jacobo VI de Escocia rey de Inglaterra e Irlanda, unificando mediante una corona las tres islas.
   Como resultado, comenzó a brotar un sentimiento de disparidad que fragmentó la unidad ideológica de sus habitantes en dos: los partidarios de su anexión a Inglaterra y los que deseaban romper cualquier lazo de amistad y desvincularse definitivamente. En un intento de extinguir las revueltas, en el año 1609, los escoceses e ingleses confiscaron una gran extensión de terreno al norte de Irlanda. La mayor parte de ese territorio, sigue ligado a Inglaterra, dando lugar a lo que se conoce hoy en día como Irlanda del Norte.
   La sucesión de monarcas protestantes y católicos ha sido siempre uno de los principales motivos de desasosiego en Irlanda debido a la convivencia de población protestante y católica en la zona. Se observa esto especialmente en el período de después de las Guerras Confederadas de Irlanda (1641-1653) y del liderazgo de la República inglesa por parte de Oliver Cromwell. Tras ser la monarquía reinstaurada en 1660 con Carlos II, su heredero Jacobo II, fue el último rey católico que disfrutó ejerciendo su poder sobre las tres islas. Pronto fue traicionado por su hija María y su yerno, Guillermo de Orange, ambos protestantes, acabando derrocado en la batalla de Boyne de 1690. Impusieron por la fuerza el protestantismo, desencadenando una reacción violenta sobre los católicos de Irlanda.
   La tensión se acrecentaba cada vez que coronaban a un nuevo monarca, el cual determinaba la religión oficial y mandaba perseguir a la otra minoría religiosa o se les imponía la conversión. Se llegó a un punto sin retorno en el que empezaron a construir muros dentro de ciudades como Belfast para que sus habitantes se sintieran seguros.
'Peace wal'l en Belfast para separar protestantes y católicos.
   La diferencia de ideología es otro aspecto muy importante para entender la separación de Irlanda del Norte de Irlanda. Inglaterra e Irlanda firmaron el Acta de Unión de 1881, formalizando la unión entre ambas islas, además de Escocia, lo que estalló en más revueltas. A través de esto, emergió el partido Liberal Unionista que anhelaba una Irlanda íntegramente vinculada a Reino Unido. Como respuesta de la oposición, se fundó en 1905 el Sinn Féin, un partido republicano que reivindicaba una Irlanda plenamente independiente.
   Se celebraron las primeras elecciones generales de Reino Unido, tras la aprobación del Acta de Reforma de 1918, la cual otorgaba derecho al sufragio universal masculino y también a las primeras mujeres pertenecientes al grupo social más privilegiado. El Sinn Féin cosechó la mayoría de escaños en el Parlamento (73 de 105) gracias al apoyo popular del sur católico de Irlanda, partidario de la independencia del país. En cambio, Irlanda del Norte eligió mayoritariamente al partido unionista y otra minoría a otros partidos.
   Desde estos comicios, el país quedó muy seccionado, ya que las ideologías dominantes estaban regidas por la religión. Los protestantes del norte de Irlanda respaldaron al partido unionista para su anexión a Inglaterra, mientras que los territorios católicos del sur reclamaban una Irlanda completamente independiente. Toda la tensión acumulada y reprimida desembocó en 1919 en la Guerra de Independencia irlandesa en el que el Ejército Republicano Irlandés (IRA) se enfrentó a las fuerzas de seguridad inglesas destinadas en Irlanda. Acabó aprobándose el Acta para el Gobierno de Irlanda en 1920, una ley que dividía el país en dos zonas distintas, cada una con su propio Parlamento. Así, se conformó Irlanda del Norte con seis condados más los distritos de Belfast y Londonderry.
   A pesar de estos cambios legislativos, la República aun no era una realidad, sino más bien un sentimiento que florecía entre la nación. En 1948, la situación cambió cuando el presidente del Ejecutivo irlandés John A. Costello reafirmó que Irlanda debía ser una república. Un año después, Irlanda fue proclamada una república independiente, con una nueva Constitución, siendo el catolicismo la religión oficial. Sin embargo, Irlanda del Norte decidió permanecer bajo el amparo de Inglaterra, al haberse mantenido fiel al partido unionista y a la doctrina protestante.
   En 1968, en el seno de Irlanda del Norte, proliferaron los disturbios entre la población a raíz de una manifestación que combatía contra la discriminación de la minoría católica y nacionalista. En 1970, se iniciaba el Domingo Sangriento marcado por los 14 homicidios cometidos por el ejército británico. En 1972, el IRA Provisional, una nueva rama engendrada del IRA, tuvo gran apoyo en sus campañas y para manifestar su descontento colocaron bombas en el centro de Belfast, sembrando el caos. Esto se conoce como Viernes Sangriento. Desde finales de 1980, el Sinn Féin estuvo negociando con el gobierno británico para frenar el conflicto armado entre republicanos y unionistas. Tras un largo diálogo, ambos partidos declararon un alto al fuego en 1994. Durante los siguientes años, las acciones armadas mermaron considerablemente, pero no fueron erradicadas porque siguió habiendo atentados como el causado por el IRA Provisional en Manchester en 1996. Finalmente, El INLA (Ejército Irlandés de Liberación Nacional) firmó en 1998 un alto al fuego definitivo tras aprobarse el Acuerdo del Viernes Santo.
Mural en Belfast. 
   En la actualidad, la llama del conflicto se ha ido poco a poco debilitando en Irlanda del Norte. En memoria de ello, se han pintado murales reivindicativos que exigían el cese de las armas y la violencia en zonas como Belfast.

Bibliografía:

- http://www.theirishstory.com/2015/02/09/the-northern-ireland-conflict-1968-1998-an-overview/#.Wq2kB7pFzIU



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